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Mostrando entradas de mayo, 2020

999 palabras sobre la extensión de la cuarentena

La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta madre. La puta ma...

El agente 008

Tengo tiempo para pensar. Tengo tiempo para pensar porque estoy encerrado. Porque no puedo dormir. Porque el gobierno me lo dio, aunque no me preguntó primero si lo quería. Y pienso en Héctor. De cincuenta-y-largos, petiso, gordo, pelado. Era el guardia del edificio de mis viejos. Además de guardia, decía ser espía. De jueves a lunes, de 8 de la noche a 6 de la mañana, se sentaba en la mesa de entrada del edificio. Tenía una computadora, una laptop. Me decía que aprovechaba las horas de la madrugada para avanzar con su “otro trabajo”.   Una noche llegué a eso de las dos de la mañana. Venía de verme con una mina que nunca me dio bola. Mi plan era irme directo a dormir, pero Héctor tenía otros planes. Me empezó a sacar charla, y esa charla se convirtió en un monólogo, y antes que me diera cuenta eran las 6 de la mañana y seguía ahí.   Esa madrugada me contó muchas cosas. Me contó que su familia quería que se hiciera cura y que él se había escapado para hacerse policía. Que había...

El amor en los tiempos del coronavirus

El plan era simple. Buscar el amor en la cuarentena. El plan no era simple. Prendí mi teléfono y abrí Tinder. Derecha, izquierda, arriba, chat. Pasás por miles de perfiles. Perfiles con descripciones que te dicen que estudian, que trabajan, que ni estudian ni trabajan, pero si te querés fumar un porro, están. Te perdés un poco. Entrás en un trance y de repente son las 3 de la mañana y te das cuenta que deberías haber ido a dormir hace dos horas, y dejás el teléfono y te acostás, pero lo sentís vibrar y vas y chequeás, y es que te contestó, y le contestás y pensás:   Mañana la voy a pasar como el culo. Esas noches de insomnio me consiguieron un par de matches. Uno de esos fue una chica que estudia Hotelería y Turismo en la UADE. La mina laburaba en un hotel. Laburaba, porque la echaron. Y así que la tenemos a ella acá, sin laburo ni manera de pagarse la facultad, hablando con extraños. Entre ellos, yo.   Me cuenta que la UADE no tiene un plan de emergencia para alumnos a los qu...

mala suerte, Z

me imagino que no quiere   que se divulgue   su   nombre. lo imagino, no lo sé. no lo sé porque borró su Facebook,   su Twitter, porque no contesta cuando lo llamo y eso que lo llamé   casi   20   veces. así que llamémoslo   algo así   como   “Z”. bueno,   Z está clavado en su casa   por   la   cuarentena. Z se quiere bañar, pero Z tiene clase. lo piensa unos momentos y decide que   no debería   haber   problema en hacer las   dos   cosas al mismo tiempo. Llena la bañera, pone la computadora   en un banquito para que le quede   justo   a la altura   de   la   cabeza. se desviste, se sumerge, arranca la clase. Ahora, este plan -brillante- necesita,   para funcionar, una   cosa: que la cámara esté apagada. Y estaba   apagada. ...

Una infracción de copyright virulenta

Los descendientes de Karel Capek tienen un problema. Quieren hacer una denuncia, pero no saben a quién. Peren. Los pongo en contexto. En la década del 30 Karel Capek -un escritor checo de ciencia ficción- tuvo una idea. La idea le gustó tanto que escribió una obra. La llamó “La enfermedad blanca”.   Se trata de una pandemia en el mundo moderno. Todo comienza en China. De ahí sale el virus y pronto se empieza a propagar por todo el mundo, porque esa es la particularidad de este virus, es altamente contagioso. ¿La otra? Que afecta principalmente a los mayores de 50 años.   Esta crisis sanitaria mundial hace que los estados entren en pánico intentando contener la situación. Los laboratorios se pelean por quién es el primero en patentar la vacuna, más que por quién es el primero en inventarla. Algunos hijos de puta se creen inmunes y se cagan en las normas de prevención, cagándose también en el resto de la población. Y después están los medios de comunicación, que...