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999 palabras sobre la extensión de la cuarentena


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El amor en los tiempos del coronavirus

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La República Independiente de Mendoza

“El futuro está en los microondas”. Eso dijo un tipo en 1946 y se llenó de guita, pero después unas décadas esa frase dejó de ser cierta.   Hasta ayer. Abrí mi microondas y metí un plato con una fugazzetta rellena y media milanesa. Le di arranque y el platito empezó a girar. Pero ahí comenzó a pasar algo extraño. Del aparato empezó a sonar la canción de Volver al Futuro. ¿Saben? Tan tan tan taratantan tan tan. Preocupado lo abrí y de ahí salió Alberto Fernández. Pero este no era cualquier Alberto Fernández. Era el Alberto Fernández de 2025. Salió agitado, transpirado, con medio bigote y me dijo, escuchame pibe, vengo con noticias. Las profecías de los tacheros son ciertas. El país se va a la mierda. Te lo vengo a contar a vos porque en el futuro te pagan millones por escribir tu columna, así que te quiero agarrar ahora antes de que te agrandes y te olvides del barrio. Esto fue lo que me contó. Todo empieza con lo que Cornejo dijo esta semana, eso de que Mendoza debería independizar...

Psicología cliché

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-Hola, Embajada de la República de China, ¿en qué le puedo ayudar? -Buenas. Tengo que hablar con Xi Jinping. -¿…disculpe? -No, que tengo que hablar con Xi Jinping. -¿El presidente de China…? Sí, tengo que hablar con el presidente de China. No sé si están al tanto, pero en este momento estamos viviendo una pandemia. Una pandemia que tiene cerradas fronteras. Una pandemia que tiene a todo el mundo en pijama esperando que se termine. Una pandemia que arrancó en China. Los invito a mi maquina del tiempo. Año 2002. En Shenzen, China, aparecen los primeros enfermos con SARS. ¿El origen? El consumo de animales salvajes. Volvemos a meternos en mi máquina del tiempo. Esta vez el año es 2019. En el Mercado de Wuhan, donde a diario se comercializan animales salvajes, surge el COVID-19. O sea que 2 pandemias de los últimos 20 años surgieron del mismo país…  No sé a ustedes, pero a mí me huele a murciélago encerrado. Tanto el SARS como el COVID-...

Problemas de comunicación

Para los que no saben, cuando no estoy escribiendo esta columna, trabajo de creativo publicitario. Ese es el título. Básicamente me dedico a resolver problemas de comunicación y hacer que la gente compre cosas que no necesita. Cuestión, una mañana me llama mi jefe, mi director general creativo. Nico. -Marcha, cuchá, tomate un Cabify ya para la agencia. Tenemos una reunión con un nuevo cliente. -Pero Nico… estamos en cuarentena. -Me chupa la pija. El cliente quiere vernos cara a cara. -Pero ¿quién carajo se cree este fucking cliente? ¿El presidente de Argentina? -Justamente eso es. El presidente de la nación. Albertito. Ahora subite a un Cabify y no rompas las pelotas. Las cosas en el país no andan bien. Lo sabe Alberto, lo sabe el verdulero, lo sabe el dueño del sex shop de la esquina. Estamos en picada, en caída libre. Cada vez que hay un comunicado nacional, no hay demasiadas buenas noticias. Las malas, en cambio, son varias y se repiten. Principalmente muerte, desocupación y pobreza...

Hacete millonario ahorrando en pesos

Hace tiempo venimos confundidos como sociedad. Ridículos todos, ahorrando en dólares. Malabareando entre el blue, el solidario, el mayorista. Actualizando Infobae para ver a cuánto está, chequeando con la cueva, con un amigo. Comprando 200 por mes, o lo que nos dejen en el momento. Vengo a decirles que estábamos equivocados. Que estábamos pateando para cualquier lado. Que la mejor inversión de todas siempre estuvo cerca nuestro. En nuestro bolsillo.   Sí señores. El sueño de los peronistas es cierto. Se puede ahorrar en nuestra moneda. Pero no en cualquiera. En la de 1 peso. Lo que pasa es esto: ese metalcito redondo que representa $1 vale bastante más que un peso. Hay 2 tipos de estas monedas. La del jacarandá y la bimetálica. El material del que está hecha la primera (acero electrodepositado con cobre, dale boludo, como si te importara cómo mierda se llama) vale $1,75 y el de la otra (cruponíquel y bronce de aluminio) $4,73 . Eso es lo que te paga un compr...

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Alan murió el sábado antes de que yo comenzara quinto año. Ya no vivíamos en el mismo país, no hablábamos hacía años, y -siendo honesto- al final de nuestra relación no nos agradábamos mucho el uno al otro, pero aún así me angustió. Lo había conocido 7 años antes en Paraguay. Íbamos al mismo grado. Él tenía 11 y yo 9. Esos dos años de diferencia eran porque Alan, como tantos chicos, iba más lento por la vida. Al final, se fue de ella igual de rápido. Alan murió un 29 de febrero. Una fecha que se repite sólo cada 4 años y que fue diseñada para equilibrar el calendario solar, y quizás también para ahorrarle el recuerdo a su madre. Para él, yo era un compañero de colegio. Para mí, él era mi mejor amigo. Pero en esos tiempos esa diferencia no importaba. Yo recién llegaba al país y como tantos hijos de diplomáticos, hice lo que pude con lo que encontré. Mi amigo chocó en la madrugada. Manejaba un Fiat Palio. Se llevó puesto un poste de electricidad, y como si faltara algo, se le cayó el tra...

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